El pasado 31 de marzo se aprobó en el Congreso la Ley de Residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular. Ley con la que se aborda uno de los principales retos para el medioambiente: la contaminación por plásticos.
El objetivo es frenar los impactos negativos que producen la generación continua de residuos tanto para la salud, como para el medioambiente. Fomentando la óptima gestión de los residuos y limitando el uso de determinados plásticos. De esta manera serán los productores los que asuman la responsabilidad final a la hora de realizar la gestión de los mismos hasta el final de la vida útil de los productos. Adoptando para ello, medidas tanto para la recogida de los mismos, como para su posterior clasificación y tratamiento.
Por primera vez se adoptan medidas fiscales que estimularán comportamientos más respetuosos con el medio ambiente y que incentivarán la prevención en la generación de residuos. Ya que en un contexto donde aproximadamente el 80% de los residuos que se encuentran en el mar no se generan ahí, se deben adoptar políticas efectivas en la gestión de residuos, fijando objetivos que persigan medidas de ‘residuos cero’.
Dentro del marco europeo, existen otros compromisos internacionales como la Agenda 2030, el Pacto Verde Europeo o la Agenda de París. La llegada de los nuevos fondos europeos Next Generation EU da impulso para que todos los países persigan los mismos objetivos medioambientales. Además, de la recién adoptada ‘Declaración sobre un Medio Ambiente Resiliente y Sostenible para todos’ por parte de 38 países miembros de la OCDE y la Unión Europea. Con la que todos ellos se comprometen a hacer frente a la contaminación por plásticos y prevenir la generación de nuevos residuos.
Según los datos ofrecidos por la OCD, actualmente se generan 400 millones de toneladas de plástico al día, frente a los 2 millones que se generaban en 1950. Esto resulta entre otras cosas, en daños irreparables para la biodiversidad marina, la contaminación en las playas y la invasión del plástico en todos los ámbitos, incluso en los alimentos que ingerimos o en el aire que respiramos, en forma de microplásticos o nanoplásticos.
En este contexto de crisis climática, Ribawood muy consciente de este gran problema desde hace más de 20 años, sigue una política de economía circular, reciclaje industrial y de residuos cero en su día a día y su actividad económica.
